Caminaba alegremente por los
campos silenciosos de una mañana vestida de colores. A lo lejos se oía el
susurro del lago que llamaba, llamando a los niños traviesos, invitándolos a
jugar en sus brazos.
Me fui acercando y divisé a lo
lejos una casa que parecía pintada en la nada, de puertas levemente abiertas y
ventanas agitadas. Me detuve a pocos pasos de ella, algo me atraía y frenaba al
mismo tiempo; mi curiosidad se intensificó con fuerza. Alcancé a abrir con
suavidad una de las ventanas que estaban susurrando como la brisa que zurra, en
acompasado ritmo. Fisgoneé con placer recorriendo visualmente el interior de la
casa. Divisé en la semi-penumbra que envolvía el espacio interior, una mesa
cubierta de vajilla, flores y juguetes, objetos bellamente desordenados, que me
indicaban la presencia ausente de los habitantes. Me corrí unos pasos. La
puerta entreabierta comenzó a chirriar
en un continuo movimiento. Entré, caminé con cautela esquivando muebles, bultos,
alfombras, esparcidas por el piso. Un
reflejo dorado que se filtraba a través de una hendija, dirigió mi vista hacia
una repisa blanca, ubicada debajo de una ventana, teniendo en su espacio nada
más que un papiro del cual emanaban pequeños chispazos de colores. Con cuidado, lo tomé
con mis manos y vi que tenía una escritura con grandes letras y figuras
relucientes que decían: “Has llegado a la Casa Encantada”. Las palabras y
figuras se convirtieron en marionetas que bailaban alrededor mío…
Salí espantada, sin saber si mis
pies tocaban el suelo o una fuerza extraña me empujaba.
Corrí, corrí muy rápido hacia el susurrar sonriente del
lago y caí en un verde espacio salpicado de gotas perladas que regalaba el
agua.
Pasaron, no sé si segundos,
minutos, horas. Incorporándome, busqué con anhelo la “casa encantada”,y no
estaba.
Hoy, después de varios años de
llevar esa imagen arrinconada en la memoria, puedo decir: ¡Qué hermoso sueño!
¡Qué collar de imágenes me acompañó por años! Lo guardo como mi libro preferido
de figuras, sensaciones, matices, sonidos, que giran como una calesita entre
realidad y fantasía.
Hermoso relato, muy descriptivo y bien narrado, felicitaciones, Dora, un placer leerte. Abrazos
ResponderEliminarDorita: fiel a la consigna, trabajaste muy bien aliteración y paralelismo. Estos conceptos se combinan con tu prosa fuída, rica en imágenes y con un toque mágico. Muy bueno... Any
ResponderEliminar