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ALGUNAS OBRAS PREMIADAS DE ANY CARMONA

2017: 3er Premio en Poesía por HIBISCUS - CERTAMEN LITERARTE

En la esquina izquierda del jardín,
siempre a la izquierda,
se encuentra la rosa china.
Desde allí sus trompetas suenan
de roja sangre sus penas.

Con cinco pétalos colorados,
conspicuas lenguas de fuego
cantan lamentos de angustia
con sus lágrimas de viento.

El viento la mece apenas,
el sol despierta su cuerpo
mientras su color recuerda
los gritos del pueblo muerto.

Flor de avispa o grosella,
sangre de Cristo y clavel,
mi rosa hibiscus espera,
la libertad del laurel.


ANY CARMONA

MI PRIMER POESÍA ESCRITA A LOS 12 AÑOS

Nº1

Ahora el sol penetra por la ventana
y dibuja rayitas luminosas
en la pared de mi cuarto.
Ahora el viento se filtra por los huecos
y descansa mi diario sobre la cama.
Ahora Daniela se mira en el espejo
y ríe, canta, ama.
Ahora una torta de nueces
se dora en el horno de la casa.
Ahora los estudiantes luchan por la justicia
y lloran por la causa.
Ahora una ola apasionada, joven
de inquietudes,
me llena el alma.
Ahora quiero vivir,
ahora.


ALGUNOS DE MIS PREMIOS


ALETEO(1)

Duele.
Todo duele en este mar de sed y de faltas.
Nada es como antes.
No hay lugar ideal.
Los que nos querían ya no vienen.
Soledad.
Se aproximan las lágrimas y saltan.
Son mariposas tristes
que van al cielo y nada más.
Solas y tristes.
Son esas que vuelan hacia misiones secretas
que nadie conoce.
Lágrimas que aletean, caen.
Cual semillas regadas en la tierra.
Sobre las cabezas demasiado bajas y sudadas.
Las nuestras que sin embargo siguen
como mariposas que explotan de la nada y vuelan...
Siguen.
¿Hacia dónde?
No se sabe, pero siguen y viven.
Vivirán después,
entre la música y las palabras que las salvan.
Todo sigue, todo se va.


(1) 3º PREMIO EN POESÍA/2007 - CONCURSO ATENEO POÉTICO – S.A.D.E.



Casi una “sueca” en Europa  (fragmento) (2)

Esa tarde me había decidido a reconquistar a mi marido de una vez por todas. Hacía tiempo que estaba coqueteando con la directora del coro al que concurría una vez por semana, desde hacía varios meses. Cuando me enteré que era inminente su viaje a Europa para cantar en el Vaticano y en un encuentro de coros en Zaragoza, me sentí muy feliz porque supe que eso era lo que estaba necesitando mi pareja. Un cambio de aire nos haría bien… Pero muy grande fue mi sorpresa al comprobar que yo no estaba invitada al “Tour de Encuentro Coral”. Mi amado puso excusas, diciendo que no había dinero para viajar los dos.
Sin pérdida de tiempo me apresuré a sacar un crédito para poder acompañarlo y me decidí a hacer un cambio de “look” en mi persona, como parte del plan para hacer que él se enamorara de nuevo de mí. Fui a la peluquería y le dije a mi peluquera – Quiero ser una “sueca”, rubia, sensual y decididamente muy atractiva. Quedé muy bien con mi cabello lacio, casi platinado y mis lindas facciones realzadas por un suave maquillaje juvenil.
Y así me embarqué, dispuesta  a todo. Pero cuando estábamos ya en España pude comprobar, muy a pesar mío que Juan ni me miraba, solo tenía ojos para la joven directora, que los llamaba a todos a ensayar a las horas más extrañas.
Primero lloré amargamente en mi cuarto de hotel pero luego, y al ver que a mi esposo no se le movía ni un pelo, me decidí a usar toda mi inteligencia para revertir la situación.
También había viajado con nosotros el supuesto novio de la directorcita, quien se notaba muy dejado de lado por ella. Un joven muy apuesto y con grandes dotes de cantante. Había llevado su guitarra y cantaba tiernamente canciones folclóricas de nuestro país en los pasillos y lugares de reunión. Me acerqué a él, ya que mis virtudes como cantante y mi conocimiento del cancionero popular argentino, no son nada desechables.
Enseguida nos sentimos bastante atraídos uno hacia el otro, como sabiendo que éramos parte del mismo drama de abandono. ¡Y claro que lo éramos!
Realmente construimos una linda amistad ya que aprovechamos la ausencia de nuestras respectivas parejas, que siempre salían en grupos separados a nosotros, para charlar, cantar y contarnos las penas.
Nunca olvidaré a Ricardo, ese joven buen mozo con quien urdimos un plan nunca expresado verbalmente, de despertar celos en nuestras parejas. Aunque más allá de eso la pasábamos muy bien juntos (...)
Pronto empezó mi Juan a sentir mi ausencia, ya que siempre que él regresaba de sus pequeñas excursiones, yo no estaba ahí esperándolo, sino que me encontraba cantando con mi nuevo amigo o paseando y sacando fotos con otro grupo de gente que habíamos conocido.
- ¿Dónde está Ana? ¿Por qué nunca la veo últimamente? - Decía muy afligido mi esposo. Para luego buscarme por todo el hotel, quedándose muy enojado por mi desaparición repentina.
- ¡Hola cariño! Tuve un día hermoso, lleno de aventuras y donde pude conocer a gente muy interesante – Le decía yo muy feliz cuando volvía cansada por la noche. Porque él comenzó a esperarme a que yo volviera, muy enojado.
- ¿Estás enojado mi amor? Pero si solo fuimos a una pequeña excursión. Saqué muchas fotos. ¿Te cuento de nuestro viaje a la aldea de Borja? Conocí a un verdadero Conde, te aseguro que nunca creí que aún existían…
Pero mi esposo no parecía estar muy contento con todas mis experiencias…y comenzó a preguntarse el por qué él no estaba conmigo, para compartirlas. Su cara de celos comenzó a delatar sus verdaderos sentimientos y ya dejó de mirar a Marisa, para poner en mí toda su atención. Pero yo lo estaba pasando muy bien sin él y no estaba dispuesta a cambiar el mundo de alegría y diversión que me había forjado.
- ¡Donde van? ¿Va Ricardo con vos?
- Vamos a la plaza y a visitar la Pilarica, la gran catedral…¿vos dónde vas? ¿Siguen ensayando? – Le dije como al pasar.
- Si, seguimos ensayando – Dijo haciéndose el indiferente.
Y los días pasaban sin poder tener con mi marido ni un momento a solas. Mi amor estaba jaqueado por las circunstancias y ya veía yo que todo se venía abajo. Pero no estaba dispuesta a ceder, no pensaba llorar ni una lágrima más y no lo perseguiría ni lo controlaría ya jamás. Debía ser él quien diera el brazo a torcer.
Enfrascada en estos pensamientos me di cuenta de que pronto saldríamos, todo el grupo, para Borja, a recibir del Alcalde del pueblo una distinción para el coro. Yo no quería ir pero Juan insistió.
Cuán grande fue mi sorpresa cuando al encontrarnos en el recinto de la Alcaldía de Borja, el Alcalde era aquel Conde que yo había conocido en un bar durante una de mis incursiones por las aldeas de España.
- Y ahora quiero llamar al escenario a una dama muy hermosa que he conocido hace unos días, la Señora Ana María. Pertenece a este grupo y no recuerdo su apellido...- Se quedó el noble parado, buscando mi rostro con su mirada.
- Al oír mi nombre me paré automáticamente y mis piernas me llevaron hacia el escenario donde se entregaban los premios. El Gran Conde de Borja, Alcalde de ese pueblito, me tomó la mano y la besó con sutileza entregándome un ejemplar del libro de la Historia de Borja, que aún conservo.
No puedo explicar cómo se transformó la fisonomía de mi marido al ver semejante escena. Se paró de un salto y salió rápidamente del lugar.
Seguidamente y ya en el hotel, me anunció que nos separaríamos del grupo, para continuar nuestro viaje, solos.
- Mi amor, mirá, acá tengo el itinerario del viaje que realizaremos por Italia, luego de cantar en el Vaticano con el coro. Nos iremos los dos solos a conocer Roma, Venecia, Pizza y Florencia. ¿Estás contenta? ¿Querés que nos vayamos los dos solitos? – Dijo tomándome de las manos, besándome tiernamente en los labios. El primer beso después de mucho tiempo…
- Sí, cariño, claro que estoy feliz, te amo y esto es lo que quise desde siempre, tener un viaje romántico para los dos – Lo abracé con pasión y miré al espejo para ver la hermosa pareja que hacíamos.
Esta es la historia de mi viaje a Europa, un viaje de amor, de celos y de confusión. Una verdadera anécdota de viajeros.

(2)MENCIÓN DE HONBOR EN CONCURSO “RELATOS DE VIAJEROS” /08 DE METROVÍAS SUBTES DE BUENOS AIRES


AHORA(3)

Ahora que es mañana tibia
y primavera.
Ahora que las utopías se arrastran
en subsuelos.
Con mi plexo pegado a las rodillas
me pregunto
¿cuándo los árboles moribundos
enmudecieron?

(3) PREMIO “ECOLOQUIA”EN POESÍA/09



SED (4)


Como una enredadera silvestre,
desde tus pies de océano
hasta tu pecho continente,
voy dejando con mis labios,
sellos de violetas sobre ti.


Sedienta de tu savia turgente,
del néctar de tus frutos maduros,
como una fiera embravecida,
te someto.


Esparzo caricias,
cual banderas de triunfo,
sobre los campos deshabitados de tu cuerpo
y cada centímetro es mi bastión anhelado,
en esta contienda sobre las sábanas.


Y me dejas que gane la batalla,
que construya para nosotros,
un fuerte de besos azucarados,
que queme con mi saliva tus naves
y no te deje partir.


Perdida de amor,
saciada de tu entrega.
¡Cómo no morir después,
de haber triunfado!


(4) MENCIÓN DE HONOR EN POESÍA CONCURSO NACIONAL E INTERNACIONAL JUNÍN/PAÍS – 2009




NAVEGANTE (5)


Hola, hombre insustituible.
Has regresado de tu periplo sobre los océanos.
Eres como el cormorán que revolotea mi nido.
Como los cándidos delfines que persiguen los barcos.
Tus cuentas de avezado marino interfieren sobre mis cartas,
mientras mi brújula se afana por encontrar el norte.


Hola, señor de las mareas.
No pude prevenir tu abordaje desde las olas.
No pude presentir tu aliento detrás de mí.
Has escrito en la bitácora a través del tiempo
con trazos gruesos en tu libro de viajero.
¿Acaso pretendes encontrar aquel continente soñado,
puerto seguro, donde recalar?


Vienes arribando sin prisa a mi escollera
donde, sobreviviente incauta, me propongo resistir.
Vienes ejecutando partituras nuevas
junto a musicales serenatas de sirenas.
Traes brisas del mar que acarician despertares
acallando tormentas, en mi playa desierta.


Deja tu vida de corsario, toma ya de la cuerda.
Descansa de los vientos abrevando urgencias.
Recoge las velas, que la calma las repliegue,
orillando tus naves junto a mi roca.
Desembarca, amado mío, dulce navegante.
Llegó a su fin, tu largo peregrinar.


(5) MENCIÓN DE HONOR EN POESÍA - CONCURSO ATENEO POÉTICO Y GRUPO CLAMOR – 2009 – S.A.D.E.

MUJER(6)

Mujer de plata.
Criatura brillante
entre pociones anodinas.
La que cura, la que salva.
Seno que recoge las bandadas.
Mujer de bronce.
Ser hecho de heredadas consignas.
Mitad costilla y mitad entraña.
La que acepta valentías
asumiendo sus caminos,
la que escribe en la bitácora.
Mujer con alas.
Niña que desea juegos y crea vanidades.
La que aletea y ríe a carcajadas.
Emulada por los dioses,
seguida por sus amos.
Envidiada.
Mujer de barro.
Mujer ánfora.
La que moldea y hace hombres.
La que cuece en las hornallas.
No te vayas, no desistas,
no desfallezcas
ni silencies tus verdades.
Solo sigue,
mujer pilar,
en la estocada.

 (6) Mención de Honor Concurso El poeta de la Noche - A.P.O.A./2010 

(7) LA MUJER ARGENTINA DESDE FINES DEL S.XIX HASTA PRINCIPIOS DEL XX (Ensayo corto)

"Pero, insisto, dentro de lo profesional y económico la mujer se ha equiparado al hombre aunque en el hogar y la pareja aún se conforma con un segundo lugar que en forma de “pacto tácito” ella misma se adjudica, cediendo al hombre el primero. Esto se debe, quizás, a la noción de “jefe de familia” tan arraigada en nosotros.
No obstante muchas controversias matrimoniales y sociales actualmente están basadas en una pugna por la revalorización y búsqueda de sí misma que tiene la mujer de hoy.
Según Mabel Bellucci “…no hay historia posible que se construya negando a la mitad de sus protagonistas. Esta afirmación vale también para toda situación que se construya en el presente." (De Conclusión y palabras finales)

(7) 2º PREMIO EN CERTAMEN NACIONAL DE ENSAYO "BICENTENARIO DE LA PATRIA" JUNÍN /PAÍS /2010

   (8) TRISTEZA BAJO LA LLUVIA



Y entonces la tormenta indomable desató su furia... 
Mi primer impulso fue mirar hacia afuera para corroborar si era cierto lo que habían anunciado los noticieros: “Tormentas muy fuertes para la tarde en todo el radio metropolitano”. Era cierto. Las ráfagas de aire frío arrastraban masas de agua formando cortinas que se movían según sus caprichos. Las ramas de los árboles se agitaban y pretendían tener derecho de lastimar a las hojas empapadas que sin embargo se empeñaban en asirse a los troncos. Los cristales de la ventanilla del vagón donde me refugié cuando dieron la orden de detener el viaje debido a la tormenta, temblaban produciendo un redoble sonoro que inspiraba temor. “¿Hay algo más triste en el mundo que un tren inmóvil en la lluvia?” Me dije ahogando el llanto dentro del escote de mi polera. Gris y húmeda tarde de primavera donde el eco de su voz persistía en cada tintineo de gotas y sonido de chorros de agua resbalando por el techo del tren. Su voz profunda despidiéndose de mí y la tristeza de ese tren oscuro, callado y expectante. Supe que nunca en mi vida existiría un momento más triste. Pero también supe que era necesario afrontarlo. Asomé la cabeza más allá del vidrio y lo vi. Caminaba mojado chapaleando junto al tren inmóvil. “¿Dónde vas?” Le grité. “Voy a buscar la libertad. No me importa si está gris, si hay lluvia o si los trenes no andan. Quiero ser libre para hacer lo que quiera... ¡Libre para morir si es necesario... pero libre al fin!” Sus gritos mojados por la lluvia sonaron alegres y una carcajada de espanto salió de su garganta. Siguió caminando mientras yo me aferraba al borde del impermeable. Era necesario dejarlo ir. Otra vez debí confrontar mis convicciones sobre una vida que debe ser vivida con salud, contra las suyas de una vida hedonista y adicta. Otra vez debí dejar de lado las culpas que me sumían en la más pesada lucha para dejar paso a la resignación de lo inalterable, lo que no se puede cambiar. No podía ni puedo darle mi piel, mis órganos ni mi cerebro. No puedo ser mucho más de lo que soy: un guiñapo de pena, vencido y tembloroso que pugna por sobrevivir a su lento suicidio.
A lo lejos vi pinos pequeños, medianos y grandes. Todo un pinar solo para mí. "Compraré el más hermoso para poner frente al portón de salida al parque. Y será el árbol de Navidad mejor iluminado de todo el barrio" Pensé enjugándome los mocos que se confundían en sollozos.
Pero al dar vuelta mi cuerpo para apoyar mi espalda en el asiento, me topé con su sonrisa. "Ya arranca el tren, hay que llegar justo a tiempo a la hora de ingreso de los internados" Su voz era serena, parecía que la mojadura le había hecho muy bien. Se veía calmado. "Volviste, espero que no te resfríes con semejante empapada que te agarraste....Tomaste la medicación?  Su mirada  estaba  fija en  los pinos y yo le pedí a Dios que este fuera el último tren.

 ANY CARMONA

Juegos Florales de Verano 2013 - Mis Escritos

Mención de Honor para el cuento de Any Carmona




EL ÚLTIMO REGRESO (NOVELA) por ANY CARMONA - fragmento -
2ª PREMIO EN NOVELA CORTA DEL AÑO 2013 EDITORIAL MIS ESCRITOS

"...Siempre he pensado que el amor llega sin que lo busquemos y a veces con la persona no indicada. Cuando José y yo nos conocimos me dijo que era divorciado. Claro que a los seis meses y contando con mi completo y perdido amor hacia él, me dijo la verdad. Asistí asombrada al nacimiento de la relación más conflictiva que jamás pudiera imaginar. Quise dejarlo varias veces pero ya fue imposible. Cuanto más nos era negado ese amor, más lo deseábamos y más nos encaminábamos a un abismo sin retorno.

Aprendí a mentir, a convivir con la presencia de la “otra”, a extrañarlo más que a mi misma. A vivir con su ausencia. A sufrir por cada escena imaginada en los brazos de ella. A sentirme atrapada por ese triángulo como si eso fuera lo único que necesitaba para amar.(...)

“Música, notas musicales, ternura y complicidad. Un cúmulo de cosas que extrañaré, que añoraré al no tenerte. Si supieras cómo espero aún tu mano acariciando mi barbilla, marcando el contorno de mi cara, tu pasión por mi palabra poética, aquella que una y otra vez leías a la orilla del silencio. Silencio largo, contenedor y pródigo en horas de suave compañía mutua con mates o vino blanco de por medio. Si supieras…
“No eres tú, soy yo” cliché que cabe en este caso  porque soy yo la culpable de tu desamor (si se puede hablar de culpas). Es que me he hecho desconocida a tu alma,  ajena, impalpable, quizás, parte de alguna fusa o corchea que dejaste ir por el borde de tu pentagrama. Me he hecho prescindible a tu amor, sólo necesaria a tu cuerpo. Es que no deseaba involucrarte más en este triángulo que me atrapa, aún sin mi permiso, siempre entre sus líneas.
Me voy amor, ahora sí para siempre. Parto a otros horizontes no tan llanos, claros o livianos. Horizontes sinuosos y volcánicos; esos que no debo buscar  pero que me atraen desde sus piélagos de viento tempestuoso. Me voy  con un nudo acá y no me atrevo a pedirte que hagas algo para impedírmelo. Te sé ocupado en cuestiones mucho más probas, importantes y trascendentes. Creo, en fin,  que tu grandeza y la grandeza de tu arte son algo demasiado bueno para alguien  que no merece tanta maravilla…
Te lo dije antes, que no me sentía querida, y te pregunto ahora: ¿Por qué no hiciste nada para desmentirme? Y sobre todo: ¿Por qué no me pediste perdón? Me dejaste ir así sin más y yo no se cómo decirte que lo siento.
¿Por  qué no  escribiste esa  tan esperada  carta del perdón?: 
Perdón  por haber soñado que vendrías a salvarme cuando no podía hacer lo mismo contigo. Perdón por el silencio, por las manos ausentes, por la ternura que huyó de mí. Perdón por  haber mostrado las cartas, por jugar con el destino, apostar a la casualidad y derrochar torpezas. Perdón por no estar a la altura, por no quererme lo suficiente, por no disfrutarte. Perdón por tus lágrimas y por no haberlas enjugado. Perdón por no amarte con cada parte de mi cuerpo como lo pedía el tuyo. Perdón por los besos contenidos y las caricias fraguadas. Perdón por no merecerte. Perdón, mil veces perdón pero no tengo corazón para dejarte ir.
Te perdono amor (perdóname tú también), te deseo lo mejor, lejos de mí y cerca de la fama que te está esperando. Telones y telones se abrirán para ti quién sabe en qué lugares del mundo. Ese mundo que realmente, te pertenece… Tuya, Graciela.” (...)

 ¿Qué más puedo pedir? Pienso en la historia de esta relación en la que la felicidad y el dolor fueron batallando cuerpo a cuerpo durante años en un intento furioso de cambiar el destino de lo marcado por los fuertes mandatos de la sociedad. Creí que ellos ganarían, que nos empujarían al abismo de una vida muerta por la falta de valor. Creí que sólo un milagro podía cambiar el rumbo de lo racionalmente esperable. Pero no, ahora veo que, como dicen las novelas plagadas de lugares comunes: el amor todo lo puede. “¿Es que acaso no es un milagro el amor?”
Miro a José que me acaricia la cabeza con insistencia y veo lágrimas rodar por sus mejillas. Las enjugo y me las llevo a la boca.
Afuera, la vida festeja el primer día del último regreso."

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