“Los hijos de nadie, los dueños
de nada, los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida,
jodidos, rejodidos: Que no son, aunque sean” Eduardo Galeano
Soy Estrella; desde hace más de
veinte años, en días soleados de
invierno, me siento frente a lo que fue la casa de Antonio Berni. Durante el
verano, cruzo la avenida para protegerme del calor.
Cuando cae el sol, por la
barranca, comienza a bajar tranquilo, con su mirada triste, Juanito Laguna;
frente a la vidriera de la mejor panadería del barrio, me toma tímidamente con
su áspera mano. Juntos, aguardamos.
Los ruidos de la calle se
confunden con el cosquilleo casi doloroso, de nuestros estómagos hambrientos.
El aroma dulzón, ácido, que se va
filtrando por la puerta entreabierta, acelera nuestra loca ansiedad.
Desde adentro nos mira con una
sonrisa cómplice, el pastelero. Delantal y gorro blancos, bigote atrevido y tez
morena, nos guiña un ojo.
-
El maná está cerca ¡No llores, bonito!
-
Quiero medialunas, Estrella; calentitas y con
almíbar…
Lo tomo en mis brazos, acuno su
hambre y como una nadie, dueña de la nada, recibo en mis manos el todo sabroso.
Por un instante, nuestra
condición rejodida desaparece.
-
Ya está Juanito, podés volver al cuadro… Y
mañana te espero.
GRUPO ASOMBRO de CISSAB
Coordinado por Any Carmona
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