Esmeraldas que pasan a opalinos tonos de fondo y envuelven misterios.
Tonos de un lago que refleja el enigma. Lago de altura escondido entre riscos, en sí mismo y sobre el reflejo de ese
misterio. Atrapado en ámbar, no se sabe desde cuándo, cuántos años, quizás segundos.
El ámbar, cielo de bóveda perfecta, su prisión. Dentro de este, en reposo,
paciente, activo (pasiva se encuentra
ella como hechizo de un cuento en espera del príncipe), está su cuerpo hecho
mariposa. Su alma retenida, de formas perfectas, sensibles a la ilusión.
Estrellas incrustadas en la bóveda, juegos de luces con patrones para
romper el encanto, la llave de su
escape.
Su guardia, su protector a esta situación
que la deja indefensa, tiene la seguridad y la certeza en su paciencia, mientras la sostiene con la gracia de un baile suave y armonioso con la
juventud en sus rasgos.
Quizás es su madre, quizás un amante, quien la sostiene y espera que sea roto
el encanto y se libere.
En él y sobre el hechizo, perdura.
RAMIRO DEUS
Muy bien Ramiro! Advierto un sensible cambio en tu prosa. Pudiste capitalizar lo visto en los encuentros de Taller: metáfora, uso de los tiempos verbales, pronombres, adjetivación... Me encantó esta "descripción de la mariposa encerrada en una esfera que te tocó para escribir...Any
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